Entre los títulos que han marcado la historia de los videojuegos, Doom ocupa un lugar especial. El FPS desarrollado por id Software, que vio la luz en 1993, no solo ha dejado una huella en la mente de los jugadores, sino que también ha establecido, algo raro, las bases de un género. Tanto es así que se había convertido en una tradición hablar de Doom-like para evocar producciones utilizando la vista en primera persona y la mecánica de la creación que hizo la reputación de John Carmack y John Romero.
Si desde mediados de los 90, la serie Doom claramente ha perdido su aura, todavía existe a su alrededor una forma de entusiasmo inalterable, de nostalgia. Nostalgia de la que todo el mundo, pensando en la editorial estadounidense Bethesda Softworks, es perfectamente consciente. Por tanto, no es casualidad que Doom, el que salió hace apenas una semana, el 13 de mayo, se haya presentado desde el principio como un “reboot”. O un regreso a lo básico que muchos jugadores han estado esperando durante muchos (¿también?) Muchos años. Aún así, los primeros lanzamientos de este FPS han tenido problemas para ser convincentes. Y que una duda más que palpable rodeó por tanto al último nacido de id Software.
Doom-like
Estas dudas, id Software logra disiparlas muy rápidamente, una vez que se lanza la campaña para un jugador. Se necesitan unos pocos minutos para darse cuenta de que el desarrollador estadounidense ha tenido éxito donde muchos otros estudios fracasan constantemente todos los años. La acción frenética resulta fascinante para el jugador, que se encuentra, sin pensarlo, uniendo las piezas una a una para aplastar a los monstruos que se atreven a mostrar resistencia. La fluidez de los movimientos roza la perfección, al igual que el sentimiento asociado al uso de armas. La observación está ahí, implacable. El puro placer, el que fue la fuerza del episodio inicial, está presente. La ferocidad de los enfrentamientos también.Porque Doom no se trata de delicadeza. El juego es extremadamente crudo en su forma de retratar la muerte de los enemigos. Estos últimos literalmente explotan bajo las balas, dejando partes de sus cuerpos para decorar las paredes tras su paso. Obviamente, este ya era el caso en 1993, pero la diferencia técnica juega un papel en el aspecto impresionante de las peleas. Sin embargo, existe un paralelo bastante claro entre los dos juegos, en esta brutalidad que apela a tus instintos más bajos.